Existen dos grandes grupos según la causa que los origina. El primero, es de tipo traumático, es decir, ocasionado por una caída, accidentes de tráfico, etc. El segundo, por tanto, es no traumático como los accidentes cerebrovasculares, tumores, infecciones… y por supuesto, como en cualquier enfermedad o anomalía, el daño cerebral tiene tratamiento.
Puede provocar secuelas en diferentes ámbitos de la vida de una persona, como:
-Cambios cognitivos: pueden dar lugar a alteraciones a nivel de atención, con dificultades para mantener la concentración o en la memoria.
-Físicos, sensoriales y motores: como la paralización de ciertas partes del cuerpo, debilidad o limitación de movilidad.
-Emocionales y de conducta: es una de las partes más duras, tanto para el paciente, como para la familia, ya que este debe reaprender a hacer cosas que antes podía hacer, lo que puede crear depresión o ansiedad.
Una de las partes que más asustan a la hora de oír hablar de un daño cerebral, es que este desemboque en un tumor, este consiste en una masa o crecimiento de células anormales en el cerebro, aunque no siempre tienen porqué ser malignos, la mayoría tienden a serlo o a convertirse en ellos debido a su rápida expansión.
Sea como sea, lo más importante en estos casos es acudir a un centro de rehabilitación de tumor cerebral para ponernos en las manos de los expertos y especialistas, quienes tratarán al paciente con la máxima comprensión y estarán dispuestos a ayudarle para que este esté lo más cómodo posible mientras recibe el tratamiento adecuado.