La infertilidad, que se define como la imposibilidad de concebir un hijo de forma natural o de llevar un embarazo a término, es una enfermedad que no entiende de sexos, es decir, se puede dar tanto en hombres como en mujeres. Según estudios de infertilidad, existen diferentes grados de infertilidad:
- Infertilidad primaria, cuando en la pareja no han tenido lugar embarazos previos y durante un año de coito no habido éxito.
- Infertilidad secundaria, cuando en la pareja ya ha habido embarazos pero no ha vuelto a haber éxito.
Sin embargo, los factores que afectan en la fertilidad de uno u otro género son diferentes. En las mujeres, la infertilidad está vinculada principalmente al proceso de ovulación, en el que los niveles de progesterona no son tan altos como debieran, por lo que no aumenta la fertilidad durante la ovulación.
En cambio, en los hombres las causas más comunes son algunas lesiones o traumas testiculares o la disfunción eréctil. Es por tanto que si una pareja está intentando concebir un hijo, es de vital importancia identificar profesionalmente dónde se encuentra el obstáculo y si existen formas de mejorar la fertilidad de forma natural o, por el contrario, si es necesario asistir a clínicas de reproducción asistida.