Muchos son los progenitores que “presionan” a sus hijos para que se conviertan en los profesionales que a ellos les hubiera gustado ser. No obstante, lo recomendable es que los padres siempre animen a sus vástagos a que estudien lo que realmente les apasiona. Y es que hay que pensar que formarse en algo que gusta resulta mucho más fácil y se pone más interés. Eso sin pasar por alto que, al fin y al cabo, se está hablando de la profesión que ejercerán durante toda su vida, qué menos que sea lo que les fascina.